António Guterres expresó a los gobernantes que los países están "bloqueados por una disfunción global colosal" y no están listos o dispuestos a lidiar con los principales desafíos o amenazas para el futuro de la humanidad y del planeta.
En su discurso al inicio de la Asamblea General de la ONU, de la que participa Alberto Fernández, el secretario general del organismo, António Guterres, expresó este martes a líderes de todo el mundo que los países están "bloqueados por una disfunción global colosal" y no están listos o dispuestos a lidiar con los principales desafíos o amenazas para el futuro de la humanidad y del planeta.
El dirigente portugués alertó sobre la guerra en Ucrania, los múltiples conflictos en todo el mundo, la emergencia climática y la situación financiera de países en desarrollo.
También mencionó recientes retrocesos en los avances hacia las metas trazadas por la ONU a fin de poner término a la pobreza extrema y dar educación de calidad a todos los niños y niñas.
"Nuestro mundo está en peligro, y paralizado", planteó Guterres al comienzo del debate general del actual período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el 77°, que empezó hace dos semanas, aunque matizó con que aún hay esperanzas.
La máxima autoridad de la ONU señaló que el único camino viable es el de la cooperación y el diálogo, y advirtió que "no hay poder o grupo que pueda resolver las cosas por sí solo".
"Trabajemos como su fuéramos uno, como una coalición del mundo, como naciones unidas", convocó Guterres a los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General.
"La crisis del poder adquisitivo se desata, la confianza se desmorona, las desigualdades se disparan, nuestro planeta arde, la gente sufre, sobre todo los más vulnerables" y, a pesar de ello, "estamos bloqueados por una disfunción global colosal", lamentó Guterres.
El secretario general precisó que unos 94 países, con 1.600 millones de personas -la mayoría en África-, se enfrentan a "una tormenta perfecta: secuelas económicas y sociales de la pandemia, aumento de los precios de los alimentos y la energía, enormes deudas, espiral de la inflación y falta de acceso a los mercados financieros".
"Estas crisis amenazan al propio futuro de la humanidad y el destino del planeta", advirtió y, luego, agregó: "No nos hagamos ilusiones. Estamos en un mar agitado. Un invierno de descontento se perfila en el horizonte".
Pese a los peligros, la comunidad internacional está "paralizada", lamentó el secretario general, que alerta del "riesgo de división entre Occidente y el Sur". "Las divisiones políticas socavan el trabajo del Consejo de Seguridad, el derecho internacional, la confianza y la fe de la gente en las instituciones democráticas", explicó.
"No podemos seguir así", dijo, antes de señalar que se necesita una "acción coordinada anclada en el respeto del derecho internacional y la protección de los derechos humanos".
Guterres instó también a los países ricos a gravar los beneficios extraordinarios que generan las energías fósiles para ayudar a los países víctimas del impacto del cambio climático y a las poblaciones afectadas por la inflación.
El dirigente había denunciado hace unas semanas la "avaricia" de las grandes empresas petroleras y gasistas que obtienen beneficios "escandalosos" "a costa de los más pobres", debido a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, por lo que instó a los gobiernos a hacerles pagar impuestos más altos.
Sin embargo, entonces no mencionó la posibilidad de redistribuir una parte de estos impuestos a los países en primera línea del impacto del calentamiento climático causado principalmente por el carbón, el petróleo y el gas.
Fuente: Minuto Uno